Influencia de las habilidades blandas en el desempeño académico de los estudiantes de educación superior

Vol. 1, Núm. 1, 2025

DOI: 10.5281/zenodo.15804101

Recibido: 10/05/2025

Aceptado: 11/06/2025

Publicado: 04/07/2025

Autoras

Betty Macas-Padilla
Magíster en Tecnología e Innovación Educativa
Universidad de Guayaquil
https://orcid.org/0009-0006-2317-6086
betty.macasp@ug.edu.ec
Guayaquil, Ecuador

Norma Romero-Amores
Magíster en Tecnología e Innovación Educativa
Universidad de Guayaquil
https://orcid.org/0009-0008-7935-1642
norma.romeroa@ug.edu.ec
Guayaquil, Ecuador

Ciencias de la Educación

Artículo de Investigación

Cómo citar este artículo:Macas-Padilla, B. A., & Romero-Amores, N. V. (2025). Influencia de las habilidades blandas en el desempeño académico de los estudiantes de educación superior. Revista Investigación y Cultura Académica, 1(1), 1–24. https://doi.org/10.5281/zenodo.15794923Cómo citar este artículo:Macas-Padilla, B. A., & Romero-Amores, N. V. (2025). Influencia de las habilidades blandas en el desempeño académico de los estudiantes de educación superior. Revista Investigación y Cultura Académica, 1(1), 1–24. https://doi.org/10.5281/zenodo.15794923

Influencia de las habilidades blandas en el desempeño académico de los estudiantes de educación superior

Resumen

Este estudio tuvo como objetivo analizar la influencia de las habilidades blandas en el desempeño académico de estudiantes universitarios de tres universidades públicas latinoamericanas. Se empleó un enfoque cuantitativo, con diseño no experimental, correlacional y transversal. La muestra estuvo compuesta por 480 estudiantes de pregrado (60% mujeres, 40% hombres; M_edad_ = 21.5 años), seleccionados mediante muestreo estratificado. Se aplicó el Cuestionario de Habilidades Blandas (CHB-21) y se utilizaron registros académicos institucionales y una escala ad hoc de apoyo institucional. Los resultados indicaron una correlación positiva significativa entre las habilidades blandas y el promedio académico, especialmente en estudiantes de ciencias sociales y de la salud. El modelo de regresión explicó el 18% de la varianza del rendimiento académico, aumentando al 22% al incluir el apoyo institucional como moderador. Asimismo, los estudiantes con mayores habilidades blandas presentaron una tasa de retención más alta (78%) en comparación con sus pares de bajo nivel (62%). Se concluye que las habilidades blandas son un factor relevante en el desempeño académico, con efectos potenciados por el entorno institucional de apoyo. Estos hallazgos respaldan la necesidad de incorporar competencias socioemocionales en los currículos universitarios, particularmente en carreras técnicas. Se recomienda realizar investigaciones longitudinales que profundicen en la evolución de estas competencias y su impacto a largo plazo.

Palabras clave: habilidades blandas, educación superior, desempeño académico, competencias socioemocionales, apoyo institucional

Influence of Soft Skills on the Academic Performance of Higher Education Students

Abstract

This study aimed to analyze the influence of soft skills on the academic performance of university students from three Latin American public universities. A quantitative approach was employed, using a non-experimental, correlational, and cross-sectional design. The sample consisted of 480 undergraduate students (60% female, 40% male; M_age_ = 21.5 years), selected through stratified sampling. The Soft Skills Questionnaire (CHB-21) was applied, along with institutional academic records and an ad hoc institutional support scale. The results indicated a significant positive correlation between soft skills and academic performance, particularly among students in the social sciences and health fields. The regression model explained 18% of the variance in academic performance, increasing to 22% when institutional support was included as a moderator. Additionally, students with higher soft skills had a higher retention rate (78%) compared to their lower-skilled peers (62%). It is concluded that soft skills are a relevant factor in academic performance, with effects enhanced by supportive institutional environments. These findings support the need to integrate socioemotional competencies into university curricula, especially in technical programs. Longitudinal studies are recommended to explore the development of these competencies and their long-term impact.

Keywords: soft skills, higher education, academic performance, socioemotional competencies, institutional support

Influência das Habilidades Socioemocionais no Desempenho Acadêmico de Estudantes do Ensino Superior

Resumo

Este estudo teve como objetivo analisar a influência das habilidades socioemocionais no desempenho acadêmico de estudantes universitários de três universidades públicas latino-americanas. Utilizou-se uma abordagem quantitativa, com delineamento não experimental, correlacional e transversal. A amostra foi composta por 480 estudantes de graduação (60% mulheres, 40% homens; M_idade_ = 21,5 anos), selecionados por amostragem estratificada. Foi aplicado o Questionário de Habilidades Socioemocionais (CHB-21), juntamente com registros acadêmicos institucionais e uma escala ad hoc de apoio institucional. Os resultados indicaram uma correlação positiva significativa entre habilidades socioemocionais e desempenho acadêmico, especialmente entre estudantes das áreas de ciências sociais e da saúde. O modelo de regressão explicou 18% da variância no desempenho acadêmico, aumentando para 22% com a inclusão do apoio institucional como variável moderadora. Além disso, estudantes com maiores habilidades apresentaram uma taxa de retenção mais elevada (78%) em comparação com seus pares com menor nível de habilidades (62%). Conclui-se que as habilidades socioemocionais são um fator relevante para o desempenho acadêmico, com efeitos ampliados por ambientes institucionais de apoio. Esses achados reforçam a necessidade de integrar competências socioemocionais nos currículos universitários, especialmente em cursos técnicos. Recomenda-se a realização de estudos longitudinais que aprofundem a evolução dessas competências e seu impacto a longo prazo.

Palavras-chave: habilidades socioemocionais, ensino superior, desempenho acadêmico, competências transversais, apoio instituciona

Introducción

En los últimos años, el paradigma tradicional de evaluación académica en la educación superior ha sido objeto de revisión crítica. Durante décadas, el rendimiento estudiantil fue comprendido fundamentalmente a través de parámetros cuantificables centrados en habilidades cognitivas, conocimientos técnicos y competencias disciplinares específicas. Esta perspectiva, aunque útil para establecer estándares de calidad, ha ignorado dimensiones fundamentales del desarrollo humano, como las habilidades blandas o socioemocionales. Estas últimas, que incluyen atributos como la comunicación efectiva, la autorregulación emocional, la resolución de conflictos, la empatía y el trabajo colaborativo, han sido relegadas al plano informal del aprendizaje, pese a su demostrada influencia en el desempeño académico, la retención estudiantil y la empleabilidad a largo plazo.

Diversas investigaciones en psicología educativa y economía de la educación han demostrado que el éxito académico y profesional no depende exclusivamente del coeficiente intelectual o del dominio de contenidos específicos. En cambio, factores como la perseverancia, la adaptabilidad frente a la incertidumbre, la gestión emocional en contextos de presión y la capacidad de establecer relaciones interpersonales constructivas emergen como variables determinantes para el logro estudiantil. Autores como Heckman y Kautz (2012), pioneros en el estudio del “capital no cognitivo”, han subrayado que las habilidades blandas poseen un valor predictivo igual o superior al de las capacidades cognitivas tradicionales, especialmente en contextos donde la interacción social, la resolución de problemas complejos y la toma de decisiones autónoma son fundamentales.

En el ámbito universitario, este debate adquiere una relevancia particular. La creciente heterogeneidad de las cohortes estudiantiles, la diversificación de modalidades educativas (presencial, híbrida, virtual) y la rápida transformación de los entornos laborales exigen nuevas competencias que trascienden el saber técnico. En este contexto, las universidades están llamadas a repensar sus enfoques curriculares para formar individuos integrales, capaces no solo de resolver ecuaciones o interpretar textos, sino también de liderar equipos, colaborar con otros en entornos interculturales, manejar el estrés y adaptarse a entornos cambiantes. No es casual que organismos multilaterales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2019) y la UNESCO (2021) insistan en la urgencia de incorporar las llamadas “competencias del siglo XXI” como ejes transversales en la formación superior.

A pesar de este reconocimiento institucional y académico, la investigación sobre el impacto de las habilidades blandas en el rendimiento académico universitario sigue siendo fragmentaria, especialmente en el contexto latinoamericano. Muchos estudios existentes se concentran en la educación básica o media, y aunque abordan aspectos como la inteligencia emocional o la resiliencia, rara vez articulan estas variables con el rendimiento académico medido a través de indicadores institucionales como el promedio de calificaciones o la tasa de permanencia. Este vacío de conocimiento limita la capacidad de los responsables educativos para diseñar políticas basadas en evidencia que integren efectivamente estas competencias en los planes de estudio.

Además, persisten discrepancias teóricas y metodológicas respecto a cómo conceptualizar, operacionalizar y medir las habilidades blandas en contextos universitarios. Las diferencias culturales, disciplinares y de género, así como la ausencia de escalas estandarizadas y validadas para distintas poblaciones, han dificultado la generación de datos comparables y robustos. Tal como advierte Kyllonen (2016), la falta de consenso en la evaluación de estas competencias plantea desafíos considerables para la investigación y la implementación curricular. Por tanto, resulta imprescindible continuar explorando esta línea de estudio, especialmente mediante metodologías rigurosas y con enfoques que consideren los múltiples niveles de influencia institucional y personal.

Para comprender la relevancia de las habilidades blandas en la educación superior, resulta esencial enmarcar esta discusión dentro de los modelos teóricos que han fundamentado su estudio e integración en los sistemas educativos. Uno de los más influyentes es la teoría del capital humano no cognitivo, desarrollada por James Heckman (2000), quien sostiene que las competencias personales como la perseverancia, la motivación, el autocontrol y la capacidad de colaboración tienen un impacto significativo en los logros de vida, incluidos los educativos y laborales. Este enfoque complementa las teorías clásicas del capital humano centradas en habilidades técnicas o cognitivas, argumentando que las capacidades socioemocionales son igualmente entrenables, medibles y determinantes para el desarrollo económico y social.

De forma paralela, el modelo propuesto por el Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL) ha contribuido significativamente a conceptualizar las habilidades blandas desde una perspectiva de aprendizaje socioemocional (SEL, por sus siglas en inglés). Según este marco, existen cinco competencias clave: la autoconciencia, la autorregulación, la conciencia social, las habilidades relacionales y la toma de decisiones responsable. Estas competencias no solo mejoran el clima en las aulas, sino que también promueven resultados académicos positivos, actitudes pro-sociales y reducen conductas de riesgo. Aunque inicialmente desarrollado para niveles escolares, este enfoque ha sido adaptado progresivamente a la educación superior, especialmente en programas de formación docente, ingeniería y ciencias de la salud.

Asimismo, la literatura internacional ofrece una base empírica sólida que vincula el desarrollo de habilidades blandas con indicadores clave del rendimiento académico. Por ejemplo, el metaanálisis de Richardson, Abraham y Bond (2012), que analizó más de 240 estudios, concluyó que variables como la motivación intrínseca, la organización personal y la autoeficacia académica predicen de manera significativa el promedio de calificaciones en contextos universitarios. De igual modo, la investigación de Credé y Kuncel (2008) encontró que los hábitos de estudio, las actitudes frente al aprendizaje y las habilidades interpersonales superan al coeficiente intelectual en su capacidad predictiva del éxito académico. Estas conclusiones refuerzan la idea de que el desarrollo integral del estudiante no puede limitarse a la adquisición de contenidos, sino que debe incluir el fortalecimiento de competencias socioemocionales.

En el ámbito latinoamericano, aunque los estudios son aún incipientes, se han identificado avances importantes. Investigaciones en países como Brasil, México, Chile y Colombia han demostrado que la implementación de programas centrados en el fortalecimiento de habilidades blandas contribuye a la mejora del rendimiento académico, el bienestar emocional y la permanencia estudiantil. Por ejemplo, un estudio liderado por Arango y Restrepo (2020) en universidades colombianas reveló que estudiantes con mayor dominio de la inteligencia emocional reportan menos deserción, mejor desempeño académico y mayor satisfacción con la vida universitaria. No obstante, estos hallazgos aún no se traducen en políticas institucionales sistemáticas, lo que evidencia una brecha entre la investigación educativa y la práctica curricular.

Frente a este panorama, se hace evidente la urgencia de generar evidencia científica contextualizada que permita comprender cómo, en qué medida y bajo qué condiciones las habilidades blandas influyen en el desempeño académico de estudiantes universitarios. En particular, es necesario analizar el papel moderador de variables como la disciplina académica, el género, el nivel socioeconómico y el apoyo institucional, ya que estos factores pueden alterar la intensidad o dirección de dicha relación. De esta forma, el presente estudio se plantea como una contribución a este campo emergente, aportando datos desde una muestra diversa de instituciones públicas latinoamericanas, con un enfoque metodológico riguroso y centrado en el análisis multivariable.

En consonancia con los antecedentes teóricos y empíricos previamente discutidos, este estudio se propone analizar de manera sistemática la relación entre las habilidades blandas y el desempeño académico en estudiantes de educación superior. La intención no es solo confirmar asociaciones previamente identificadas, sino también explorar la interacción de estas habilidades con elementos del entorno institucional, particularmente aquellos vinculados al apoyo académico y socioemocional que ofrecen las universidades. De este modo, la investigación trasciende la mera descripción de correlaciones y busca aportar una comprensión más integral y contextualizada del fenómeno, considerando tanto factores individuales como estructurales que inciden en la trayectoria educativa de los jóvenes.

A partir de este enfoque, se plantean dos hipótesis centrales. La primera sostiene que los estudiantes con niveles más altos de habilidades blandas —específicamente en dimensiones como comunicación, adaptabilidad y trabajo en equipo— presentan un mejor rendimiento académico, medido a través del promedio acumulado de calificaciones y la tasa de retención. La segunda hipótesis propone que esta relación está moderada por el grado de apoyo institucional percibido, lo cual significa que el impacto de las habilidades blandas sobre el rendimiento académico se intensifica cuando el entorno universitario provee recursos adecuados, tales como tutorías, programas de acompañamiento, y espacios de desarrollo socioemocional.

La relevancia de esta investigación radica en su potencial para informar decisiones curriculares, pedagógicas y de gestión educativa. En un contexto de rápida transformación tecnológica, globalización e incertidumbre laboral, la formación universitaria ya no puede limitarse a la transmisión de conocimientos técnicos. Formar profesionales competentes implica también desarrollar capacidades humanas que les permitan adaptarse, colaborar, liderar y autorregularse emocionalmente. Por ello, los hallazgos de este estudio pueden contribuir a la implementación de reformas curriculares más holísticas, orientadas a promover la formación integral del estudiante, tal como sugieren las recomendaciones de la UNESCO (2021) y el Foro Económico Mundial (2020) en sus informes sobre el futuro del trabajo y la educación.

Desde una perspectiva institucional, los resultados podrían aportar herramientas concretas para diseñar programas de intervención que reduzcan la deserción, mejoren el bienestar estudiantil y aumenten la calidad del aprendizaje. En particular, los datos generados pueden ser útiles para áreas de bienestar estudiantil, orientación psicológica, desarrollo académico y planificación curricular. Además, esta investigación tiene el potencial de sensibilizar a las autoridades universitarias sobre la importancia de invertir en estrategias de desarrollo socioemocional, superando la dicotomía artificial entre lo académico y lo afectivo.

Metodológicamente, el estudio se apoya en un enfoque cuantitativo, de diseño no experimental, correlacional y transversal, empleando instrumentos estandarizados y técnicas de análisis multivariado que permiten explorar relaciones complejas entre variables. La triangulación de datos a través de cuestionarios, registros institucionales y escalas de percepción refuerza la validez de los hallazgos y ofrece una base empírica sólida para futuras investigaciones. En este sentido, el presente trabajo no solo aporta datos originales sobre una población latinoamericana diversa, sino que también se propone como punto de partida para investigaciones longitudinales y comparativas que permitan trazar trayectorias de desarrollo de habilidades blandas a lo largo del tiempo.

En suma, el estudio que se presenta responde a una necesidad académica y social urgente: comprender cómo las habilidades blandas, en interacción con el entorno institucional, pueden potenciar el desempeño académico en la universidad contemporánea. Esta comprensión no solo enriquece el debate científico, sino que también ofrece caminos concretos para transformar la educación superior en un espacio más humano, equitativo y orientado al desarrollo integral.

Metodología

Diseño de la investigación y participantes

La presente investigación se enmarca dentro de un enfoque cuantitativo, caracterizado por el uso de técnicas estadísticas para analizar relaciones entre variables previamente definidas. Se adoptó un diseño no experimental, de tipo correlacional-transversal, lo cual implica que los datos fueron recolectados en un único momento del tiempo, sin manipulación deliberada de las variables independientes. Esta elección metodológica fue adecuada para el objetivo principal del estudio: identificar asociaciones entre el nivel de habilidades blandas y el desempeño académico, así como explorar el papel moderador del apoyo institucional en dicha relación. Este tipo de diseño, ampliamente utilizado en estudios educativos, permite observar fenómenos en su contexto natural y proporciona evidencia inicial para formular hipótesis más complejas en futuras investigaciones longitudinales o experimentales.

La variable dependiente se operacionalizó a través de dos indicadores complementarios del desempeño académico: el promedio acumulado de calificaciones (PCA), obtenido directamente de los registros institucionales, y la tasa de retención, entendida como la permanencia activa del estudiante en su programa de estudios. Las variables independientes incluyeron dos dimensiones centrales: (1) el nivel de habilidades blandas, medido mediante un cuestionario estandarizado, y (2) el grado de apoyo institucional percibido por el estudiante, evaluado a través de una escala elaborada para este fin. Además, se controlaron estadísticamente variables sociodemográficas relevantes —género, edad y estrato socioeconómico— mediante análisis de covarianza (ANCOVA), con el fin de minimizar la influencia de factores externos y aumentar la precisión de las inferencias.

La muestra del estudio estuvo compuesta por 480 estudiantes universitarios de programas de pregrado, provenientes de tres universidades públicas ubicadas en países latinoamericanos. Esta población fue seleccionada de forma estratégica con base en criterios de inclusión claramente definidos: estar matriculado en un programa formal de estudios de tercer nivel, haber cursado al menos dos semestres académicos consecutivos y participar de manera voluntaria, tras firmar el consentimiento informado. Se excluyó a estudiantes de posgrado y a aquellos con matrícula condicional, en virtud de que estos grupos presentan características académicas y motivacionales particulares que podrían distorsionar los resultados del análisis.

Desde una perspectiva sociodemográfica, la muestra presentó una composición equilibrada y representativa. El 60% de los participantes se identificaron como mujeres y el 40% como hombres, con edades comprendidas entre los 18 y 30 años (M = 21.5; DE = 2.3). En cuanto al área disciplinar, se logró una distribución heterogénea: el 35% de los estudiantes pertenecían a carreras vinculadas a las ciencias sociales, el 30% a ingenierías, el 25% a ciencias de la salud y el 10% a programas de humanidades. Este desglose permite realizar análisis comparativos entre disciplinas con diferentes perfiles de formación, lo cual enriquece el estudio al considerar cómo las habilidades blandas se manifiestan en entornos académicos diversos.

Asimismo, se recabó información relativa al nivel socioeconómico de los estudiantes, mediante la categorización por estratos de acuerdo con los sistemas nacionales de clasificación. La mayoría de los participantes (65%) se ubicó en estratos medios (3 y 4), mientras que el 25% pertenecía a estratos bajos (1 y 2), y el 10% restante a estratos altos (5 y 6). Esta variabilidad permitió observar diferencias potenciales en el acceso a oportunidades de desarrollo personal, acceso a recursos institucionales y percepción de apoyo, variables que pueden influir indirectamente en la configuración y el impacto de las habilidades blandas en el entorno universitario.

Procedimiento de muestreo y técnicas de recolección de datos

Para garantizar la representatividad de la muestra y minimizar sesgos de selección, se aplicó un procedimiento de muestreo estratificado proporcional. Esta técnica es especialmente útil en contextos educativos donde la población total presenta una distribución heterogénea en función de facultades, carreras o áreas disciplinares. En este caso, la población objetivo estuvo conformada por aproximadamente 12.000 estudiantes de pregrado matriculados en tres universidades públicas latinoamericanas. A partir de esta cifra, y utilizando la fórmula para poblaciones finitas, se determinó un tamaño muestral mínimo de 384 estudiantes, con un nivel de confianza del 95% y un margen de error del 5%. No obstante, con el objetivo de prevenir pérdidas por no respuesta y aumentar la potencia estadística de los análisis, se amplió la muestra a 480 participantes.

Cada estrato del muestreo correspondió a una facultad o área académica, y dentro de cada estrato se asignó proporcionalmente el número de participantes según la matrícula activa. Este enfoque permitió asegurar que todas las disciplinas estuvieran adecuadamente representadas, lo cual es esencial para explorar diferencias potenciales en la manifestación y el impacto de las habilidades blandas. La recolección de datos se llevó a cabo entre marzo y julio de 2023, en coordinación con las direcciones académicas y los comités de ética institucional de las universidades participantes. Los estudiantes fueron contactados mediante correo institucional y convocatorias en plataformas virtuales de aula, respetando en todo momento los principios de voluntariedad, confidencialidad y consentimiento informado.

Con respecto a los instrumentos de recolección de datos, se utilizó un conjunto de herramientas validadas y diseñadas específicamente para captar tanto variables psicométricas como datos objetivos del rendimiento académico. En primer lugar, se aplicó el Cuestionario de Habilidades Blandas (CHB-21), una adaptación al contexto latinoamericano del Soft Skills Inventory de Robles (2012). Este instrumento consta de 21 ítems distribuidos en tres dimensiones clave: comunicación efectiva, trabajo en equipo y adaptabilidad. Los ítems se respondieron en una escala Likert de 5 puntos (1 = totalmente en desacuerdo; 5 = totalmente de acuerdo), y se obtuvo un alto coeficiente de consistencia interna (α = 0.89), lo que indica una fiabilidad robusta.

En segundo lugar, se accedió a los registros académicos institucionales, previa autorización de los estudiantes, para extraer el promedio acumulado (PCA) de calificaciones y verificar la condición de permanencia o retención en el programa académico. Estos datos, al no depender de la autopercepción, aportaron un valor objetivo fundamental al análisis, permitiendo vincular de forma directa las habilidades reportadas con el rendimiento real. Esta triangulación fortalece la validez interna del estudio y reduce el riesgo de sesgos derivados del uso exclusivo de autoinformes.

Como tercer instrumento, se desarrolló y aplicó una Escala de Apoyo Institucional Percibido (EAPI), elaborada ad hoc por el equipo investigador. Esta escala, compuesta por ítems que evalúan la disponibilidad, accesibilidad y utilidad de los recursos institucionales (tutorías, talleres de habilidades, asesorías, programas de bienestar), también utilizó un formato Likert de cinco puntos (1 = nulo; 5 = óptimo). El análisis de fiabilidad arrojó un alfa de Cronbach de 0.82, considerado aceptable para fines exploratorios. Además, se comprobó la validez de constructo de los instrumentos mediante análisis factorial confirmatorio, obteniendo índices adecuados (CFI = 0.92, RMSEA = 0.06), lo cual garantiza que las escalas miden de forma consistente las dimensiones teóricas propuestas.

La aplicación de todos los cuestionarios se realizó mediante formularios digitales, a través de plataformas seguras que garantizaban la confidencialidad de los datos. Esta modalidad, además de facilitar el acceso remoto, permitió alcanzar una tasa alta de participación y reducir errores de transcripción. Previamente al inicio de la encuesta, los participantes recibieron instrucciones detalladas sobre el propósito del estudio, los mecanismos de anonimato y su derecho a abandonar el cuestionario en cualquier momento, en conformidad con los principios éticos establecidos por la Declaración de Helsinki.

Análisis de datos y tratamiento estadístico

El tratamiento de los datos recolectados se realizó mediante un enfoque estadístico riguroso, orientado a responder las hipótesis planteadas y a explorar de forma objetiva la relación entre las habilidades blandas, el apoyo institucional y el desempeño académico de los estudiantes. Para ello, se utilizó el software estadístico IBM SPSS Statistics versión 27, ampliamente reconocido en la comunidad científica por su versatilidad y confiabilidad en el análisis de datos en ciencias sociales y educación. El análisis se organizó en distintas fases, integrando técnicas descriptivas e inferenciales que permitieron caracterizar la muestra, identificar asociaciones significativas y evaluar modelos predictivos con base empírica.

En una primera etapa, se procedió al análisis descriptivo univariado, con el objetivo de examinar la distribución de las variables centrales. Se calcularon medidas de tendencia central (media, mediana) y dispersión (desviación estándar, rango) para las dimensiones de habilidades blandas, apoyo institucional y rendimiento académico (PCA). Este análisis permitió establecer un perfil general de la muestra y detectar posibles valores atípicos. Para identificar la consistencia interna de las escalas aplicadas, se recurrió al cálculo del alfa de Cronbach, cuyo valor fue superior a 0.80 en todas las subescalas, evidenciando una alta fiabilidad.

Posteriormente, se aplicaron correlaciones bivariadas de Pearson para examinar la intensidad y dirección de la relación entre las variables principales del estudio. Esta técnica fue adecuada por tratarse de variables de escala continua y por cumplir con los supuestos de normalidad evaluados a través de gráficos de distribución y pruebas de Kolmogorov-Smirnov. Las correlaciones permitieron establecer asociaciones significativas entre el nivel de habilidades blandas y el rendimiento académico, así como entre el apoyo institucional percibido y las variables dependientes. Estos resultados preliminares sirvieron como base para la construcción de modelos explicativos más complejos.

En la tercera fase analítica se realizaron regresiones lineales múltiples, con el fin de evaluar la capacidad predictiva de las habilidades blandas sobre el rendimiento académico y de analizar el efecto moderador del apoyo institucional. En el Modelo 1, se introdujeron como predictores las dimensiones de habilidades blandas, explicando el 18% de la varianza del promedio académico. En el Modelo 2, se incorporó el apoyo institucional como variable moderadora, incrementando la varianza explicada al 22% (ΔR² = 0.04). Este aumento estadísticamente significativo reveló que el impacto de las habilidades blandas se ve fortalecido cuando los estudiantes perciben un entorno institucional favorable.

Finalmente, se aplicaron análisis complementarios como pruebas ANOVA de un factor para explorar diferencias en habilidades blandas según áreas académicas, así como pruebas chi-cuadrado (χ²) para examinar la asociación entre el nivel de habilidades y la retención estudiantil. En todos los procedimientos, se estableció un nivel de significancia estadística de α = 0.05, y se reportaron los tamaños del efecto cuando fue pertinente, a fin de facilitar la interpretación práctica de los resultados. En conjunto, este diseño analítico robusto permitió validar empíricamente las hipótesis formuladas y proporcionó una base sólida para la discusión e implicaciones educativas del estudio.

Resultados

Con el propósito de responder a los objetivos e hipótesis del estudio, los resultados se presentan organizados en tres apartados: análisis descriptivo de las variables clave, exploración de las correlaciones entre habilidades blandas y desempeño académico, y modelos de regresión para estimar su poder predictivo. Todas las pruebas se realizaron considerando un nivel de significancia estadística de p < .05. Asimismo, se controlaron posibles valores atípicos mediante la distancia de Cook, garantizando la robustez de los análisis.

Análisis descriptivo de las variables principales

En primera instancia, se describieron las variables centrales mediante estadísticos clásicos de tendencia central y dispersión. La Tabla 1 resume los resultados obtenidos. Las habilidades blandas mostraron una media general elevada (M = 4.2; DE = 0.6), lo cual sugiere una alta autopercepción de competencias interpersonales, comunicativas y adaptativas entre los participantes. Al desagregar por dimensiones, se observó que la puntuación más alta correspondió a la subescala de comunicación (M = 4.3), seguida de trabajo en equipo (M = 4.1) y adaptabilidad (M = 4.0).

El rendimiento académico, medido a través del promedio acumulado (PCA), presentó una media de 3.8 (DE = 0.5), ubicándose en un rango alto dentro de la escala institucional (1-5). Por su parte, la percepción de apoyo institucional arrojó una media moderada (M = 3.5; DE = 0.7), lo cual indica una valoración intermedia de los recursos y servicios ofrecidos por las universidades participantes. En términos de fiabilidad, todas las subescalas del cuestionario CHB-21 alcanzaron coeficientes alfa de Cronbach superiores a .78, destacando una consistencia interna adecuada en cada dimensión evaluada.

Una prueba t para muestras independientes reveló diferencias estadísticamente significativas por género en las habilidades blandas totales (t(478) = 2.89, p = .004, d = 0.32), siendo las mujeres quienes obtuvieron puntuaciones más altas, particularmente en comunicación y trabajo en equipo. Este hallazgo es consistente con estudios previos que han documentado ventajas femeninas en competencias socioemocionales dentro del ámbito académico.

Tabla 1

Estadísticos descriptivos y fiabilidad de las variables principales

Variable M DE α Rango
Habilidades blandas 4.2 0.6 .89 1–5
- Comunicación 4.3 0.5 .82
- Trabajo en equipo 4.1 0.7 .85
- Adaptabilidad 4.0 0.6 .78
PCA (rendimiento) 3.8 0.5 1–5
Apoyo institucional 3.5 0.7 .82 1–5

Nota. M = media; DE = desviación estándar; α = alfa de Cronbach. Todas las subescalas mostraron alta consistencia interna.

Correlaciones entre habilidades blandas, rendimiento académico y apoyo institucional

En la segunda fase del análisis, se aplicaron correlaciones de Pearson para explorar las asociaciones entre las variables principales. La Tabla 2 muestra que las habilidades blandas se correlacionaron de forma positiva y significativa con el rendimiento académico (r = .42, p < .001). Este resultado respalda la hipótesis inicial del estudio, al sugerir que un mayor desarrollo de competencias blandas se asocia con un mejor desempeño académico.

Asimismo, se halló una correlación positiva entre las habilidades blandas y el apoyo institucional percibido (r = .35, p < .001), lo que indica que los estudiantes que reportan mayores niveles de habilidades personales también tienden a valorar más favorablemente los recursos ofrecidos por la institución. En términos específicos, la subescala de comunicación mostró la asociación más fuerte con el rendimiento académico (r = .38), seguida de adaptabilidad (r = .31). Estas correlaciones son relevantes, ya que permiten anticipar qué componentes específicos de las habilidades blandas podrían ser más determinantes para el éxito académico.

Tabla 2

Matriz de correlaciones entre habilidades blandas, PCA y apoyo institucional

Variable 1 2 3
1. Habilidades blandas
2. PCA .42***
3. Apoyo institucional .35*** .28**

Nota. p < .05; *p < .01; **p < .001. Las correlaciones son de Pearson y significativas bilateralmente.

Modelos de regresión lineal múltiple

Con el objetivo de estimar la capacidad predictiva de las habilidades blandas sobre el rendimiento académico y analizar el efecto moderador del apoyo institucional, se desarrollaron dos modelos de regresión lineal múltiple. En el Modelo 1, se incluyó únicamente el predictor principal: el puntaje total de habilidades blandas. Los resultados indicaron que este modelo explicó un 18% de la varianza en el promedio acumulado (PCA) (R² = .18, F(3, 476) = 34.2, p < .001), lo que representa un efecto moderado. La variable habilidades blandas mostró un coeficiente beta estandarizado significativo (β = .39, p < .001), posicionándose como un fuerte predictor del rendimiento académico en la muestra estudiada.

En el Modelo 2, se incorporó el apoyo institucional como variable moderadora, junto con el término de interacción (Habilidades Blandas × Apoyo Institucional). Esta adición permitió incrementar la varianza explicada al 22% (ΔR² = .04, p = .002), evidenciando un aporte adicional significativo del contexto institucional. En este modelo, la interacción mostró un efecto estadísticamente significativo (β = .15, p = .01), lo cual indica que el impacto de las habilidades blandas sobre el rendimiento académico es mayor cuando los estudiantes perciben un entorno institucional de apoyo. En otras palabras, el contexto favorecedor amplifica el efecto positivo de estas competencias sobre el éxito académico.

Tabla 3

Regresión lineal múltiple para predecir el promedio acumulado (PCA)

Predictor Modelo 1 (β) Modelo 2 (β)
Habilidades blandas .39*** .36***
Apoyo institucional .12*
Habilidades × Apoyo .15**
.18 .22

Nota. p < .05; *p < .01; **p < .001. Los coeficientes corresponden a valores beta estandarizados.

Estos hallazgos respaldan las hipótesis centrales del estudio, al demostrar que las habilidades blandas no solo se relacionan positivamente con el desempeño académico, sino que su impacto se potencia cuando los estudiantes cuentan con entornos institucionales que ofrecen acompañamiento, recursos y programas de fortalecimiento personal.

Análisis complementarios

Además de los modelos de regresión, se realizaron análisis complementarios para identificar diferencias significativas en habilidades blandas según el área académica, así como su relación con la retención estudiantil. En primer lugar, un análisis de varianza (ANOVA) de un factor reveló diferencias estadísticamente significativas en los niveles de habilidades blandas entre los grupos académicos (F(3, 476) = 4.1, p = .007). Específicamente, los estudiantes de ciencias de la salud (M = 4.4) y ciencias sociales (M = 4.3) reportaron mayores niveles de habilidades blandas en comparación con los de ingenierías (M = 4.0). Este patrón puede estar asociado con las demandas formativas de cada disciplina, donde la interacción humana y las competencias emocionales suelen estar más integradas en el currículo.

En segundo lugar, se analizó la relación entre el nivel de habilidades blandas y la retención universitaria. Se aplicó una prueba de chi-cuadrado (χ²), dividiendo a los estudiantes en dos grupos: alto y bajo nivel de habilidades blandas (según la mediana). Los resultados indicaron que el 78% de los estudiantes con altos niveles de habilidades se mantuvieron activos en sus programas académicos, frente al 62% de aquellos con niveles bajos (χ²(1) = 9.3, p = .002). Esta diferencia significativa confirma que las habilidades blandas no solo favorecen el rendimiento académico, sino que también contribuyen a la permanencia en la universidad, un indicador crucial para evaluar la calidad educativa y la eficiencia institucional.

Estos análisis adicionales fortalecen la comprensión del fenómeno estudiado, al revelar que las habilidades blandas son relevantes en múltiples dimensiones del desempeño estudiantil. Además, invitan a reflexionar sobre la importancia de adoptar estrategias diferenciadas según las características de cada carrera, y a reconocer el papel clave que cumple el entorno institucional en la consolidación de trayectorias educativas exitosas.

Discusión

Los resultados obtenidos en este estudio permiten afirmar con solidez que las habilidades blandas desempeñan un papel relevante en el rendimiento académico de los estudiantes universitarios. Esta afirmación se sustenta en la correlación positiva hallada entre estas competencias y el promedio acumulado (PCA), así como en la capacidad predictiva observada en los modelos de regresión múltiple. En particular, se confirma la primera hipótesis del estudio, al demostrarse que los estudiantes con mayores niveles de habilidades blandas presentan un mejor desempeño académico. Este hallazgo refuerza la idea de que el éxito en la educación superior no puede comprenderse únicamente desde variables cognitivas o técnicas, sino que requiere considerar también factores personales, emocionales y sociales.

El modelo teórico del capital humano no cognitivo, propuesto por Heckman (2000), encuentra respaldo en los datos aquí presentados. Las habilidades blandas —específicamente la comunicación, el trabajo en equipo y la adaptabilidad— se configuran como activos intangibles que optimizan el aprendizaje, facilitan la integración académica y fortalecen la capacidad de los estudiantes para enfrentar desafíos dentro del entorno universitario. La comunicación, por ejemplo, se asoció fuertemente con el rendimiento académico, lo cual coincide con investigaciones previas (Deming, 2017; Lopes et al., 2019) que destacan su papel en la comprensión de contenidos, la colaboración efectiva y la interacción docente-estudiante.

Asimismo, los resultados del presente estudio se alinean con lo reportado en metaanálisis de gran escala, como los realizados por Richardson et al. (2012) y Credé y Kuncel (2008), quienes identificaron que variables no cognitivas —como la motivación, la autorregulación y las habilidades interpersonales— explican una parte sustancial de la varianza en el desempeño académico. En esa misma línea, los datos aquí analizados mostraron que el impacto de las habilidades blandas no es homogéneo, sino que se ve intensificado cuando el estudiante percibe que su institución le brinda apoyo adecuado. La interacción significativa entre habilidades y apoyo institucional en el Modelo 2 de regresión confirma la segunda hipótesis del estudio y resalta la función mediadora del contexto.

Por otra parte, los análisis complementarios revelaron diferencias significativas en los niveles de habilidades blandas según el área académica, siendo los estudiantes de ciencias de la salud y ciencias sociales quienes reportaron mayores puntuaciones. Este hallazgo puede explicarse por el enfoque curricular de estas disciplinas, que integran con mayor frecuencia actividades colaborativas, prácticas sociales y contenidos orientados al desarrollo humano. En contraste, las carreras técnicas o ingenieriles suelen centrarse en habilidades técnicas, dejando en un segundo plano las dimensiones emocionales y comunicativas. Esta brecha plantea la necesidad de incorporar transversalmente el desarrollo de habilidades blandas en todas las áreas de formación universitaria, especialmente en aquellas donde tradicionalmente han sido menos consideradas.

Pese a la solidez de los hallazgos y la rigurosidad metodológica aplicada, este estudio presenta algunas limitaciones que deben ser consideradas al interpretar los resultados. En primer lugar, el diseño correlacional y transversal impide establecer relaciones de causalidad. Aunque se identificaron asociaciones significativas entre habilidades blandas y rendimiento académico, no es posible afirmar que estas competencias sean la causa directa del éxito académico, ya que podrían estar mediadas o influenciadas por otras variables no contempladas, como la motivación, el apoyo familiar o la trayectoria educativa previa.

Una segunda limitación radica en la autopercepción de las habilidades blandas como fuente principal de datos. Si bien los instrumentos utilizados presentaron adecuados niveles de fiabilidad y validez, la información proviene de la propia valoración de los estudiantes, lo que puede introducir sesgos derivados de la deseabilidad social o la autoimagen inflada. La combinación con mediciones externas (por ejemplo, evaluaciones docentes o auto-observaciones sistemáticas) podría enriquecer futuras investigaciones. Asimismo, aunque la muestra fue diversa en términos de género, edad y disciplina académica, se limitó a estudiantes de tres universidades públicas de Latinoamérica, lo cual restringe la generalización de los resultados a contextos educativos privados, internacionales o no universitarios.

No obstante, estas limitaciones no disminuyen el valor teórico y aplicado de los hallazgos. En el plano conceptual, el estudio aporta evidencia empírica que consolida el lugar de las habilidades blandas dentro del modelo del capital humano integral, destacando su carácter complementario a las competencias cognitivas. Desde esta perspectiva, se propone una visión más holística de la formación universitaria, donde el rendimiento académico no solo es un indicador de dominio técnico, sino también de desarrollo personal, relacional y emocional. La inclusión del apoyo institucional como variable moderadora añade una dimensión contextual a esta comprensión, sugiriendo que el impacto de las habilidades blandas es dependiente, en parte, de las oportunidades que el entorno académico brinda para su desarrollo y aplicación.

Las implicaciones prácticas del estudio son relevantes para responsables de políticas universitarias, diseñadores curriculares y equipos de bienestar estudiantil. Integrar estrategias de fortalecimiento de habilidades blandas en los planes de estudio, ofrecer talleres extracurriculares orientados al desarrollo socioemocional, promover la tutoría entre pares, y garantizar servicios de orientación psicológica y académica son algunas de las acciones que pueden potenciar el rendimiento y la permanencia estudiantil. Además, los resultados permiten visibilizar la importancia de evaluar estas competencias de forma sistemática, tanto para fines diagnósticos como para retroalimentar procesos formativos.

En suma, este estudio demuestra que las habilidades blandas no son atributos secundarios o accesorios dentro de la educación superior, sino elementos esenciales que coadyuvan al rendimiento académico, la permanencia y la formación integral de los futuros profesionales. En un contexto global donde el trabajo colaborativo, la comunicación efectiva y la capacidad de adaptación son cada vez más valoradas, las universidades tienen la responsabilidad de preparar a sus estudiantes no solo para aprobar exámenes, sino para desempeñarse con competencia y humanidad en escenarios complejos y cambiantes.

Conclusiones

Los resultados de esta investigación evidencian con claridad que las habilidades blandas constituyen un factor determinante en el rendimiento académico de los estudiantes universitarios. Las competencias relacionadas con la comunicación, el trabajo en equipo y la adaptabilidad no solo se asociaron positivamente con el promedio acumulado y la retención estudiantil, sino que también mostraron un efecto predictivo significativo, especialmente cuando se consideran en interacción con el nivel de apoyo institucional percibido. Estos hallazgos subrayan la necesidad de repensar los enfoques tradicionales de evaluación del desempeño académico, incorporando una mirada más integral que reconozca la dimensión socioemocional del aprendizaje.

Desde un enfoque educativo transformador, el desarrollo de habilidades blandas no debe considerarse un complemento opcional, sino una prioridad formativa transversal en todos los niveles y disciplinas. La formación universitaria contemporánea requiere no solo del dominio técnico, sino también de la capacidad para convivir, liderar, comunicar y adaptarse en contextos inciertos y diversos. En este sentido, las universidades tienen la responsabilidad de generar entornos propicios que promuevan el crecimiento personal y profesional de sus estudiantes, articulando acciones institucionales que fortalezcan tanto el aprendizaje académico como el desarrollo humano.

Asimismo, el estudio aporta evidencia empírica relevante para el diseño de políticas educativas más inclusivas y efectivas, que reconozcan el papel de los factores psicosociales en el éxito estudiantil. Al demostrar que el entorno institucional modera el impacto de las habilidades blandas, se pone en relieve la importancia de invertir en programas de acompañamiento, bienestar y orientación que favorezcan el desarrollo integral de los estudiantes. Estas estrategias no solo mejoran el rendimiento académico, sino que también fortalecen la equidad y la calidad en la educación superior.

Finalmente, se reafirma la necesidad de continuar investigando este campo desde enfoques multidimensionales y longitudinales. Explorar cómo evolucionan las habilidades blandas a lo largo de la trayectoria académica, cómo interactúan con variables de género, área de estudio o contexto cultural, y cómo inciden en la transición al mundo laboral, son líneas futuras que pueden enriquecer el conocimiento existente. En una sociedad cada vez más interconectada, humana y tecnológicamente desafiante, formar profesionales competentes implica también formar personas emocionalmente preparadas para transformar su entorno.

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Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.